Infierno (Divina Comedia)
El Infierno (en italiano Inferno) es la primera de las tres
cánticas de La Divina Comedia del poeta florentino Dante Alighieri. Los
sucesivos cantos son el Purgatorio y el Paraíso. Está formada por 33 cantos,
más uno de introducción, y cada canto está subdividida en tercetos y la rima
está unida. De hecho, su estructura doctrinal hace un uso constante del número
3: los condenados son de hecho repartidos en tres categorías, cada una
localizada en una sección decreciente de la cavidad subterránea. El orden de
las penas, como dice Virgilio en el canto XI, depende de la Ética Nicomaquea de
Aristóteles, y prefigura una jerarquía del mal basada en el uso de la razón. La
elección de las penas sigue la "ley del contrapaso", que castiga los
pecadores mediante el contrario de sus pecados o por analogía a ella. En ese
sentido, los pecadores más "cercanos" a Dios y la luz, es decir
puestos en los primeros círculos, son los incontinentes, es decir aquellos que
usaron el menor uso de la razón en pecar. Siguen los violentos, que fueron
cegados por la pasión, si bien a un nivel de inteligencia mayor que los
primeros. Los últimos son los fraudulentos y los traidores, que quisieron y
realizaron el mal conscientemente. Entre los traidores hay cuatro categorías:
de quien se tiene confianza, de la patria, de los hospedantes y de las
instituciones. Todos los pecadores del Infierno tienen una característica en
común: sienten la lejanía de Dios como el mayor castigo.
- Vestíbulo del Infierno
- Los nueve círculos del Infierno
- Primer círculo (Limbo)
- Segundo círculo (Lujuria)
- Tercer círculo (Gula)
- Cuarto círculo (Avaricia y Prodigalidad)
- Quinto círculo (Ira y Pereza)
- Sexto círculo (Herejía)
- Séptimo círculo (Violencia)
- Octavo círculo (Fraude)
- Noveno círculo (Traición)
Vestíbulo del Infierno
El poema comienza el día antes del Viernes Santo, en 1300.
El narrador, Dante Alighieri, tiene treinta y cinco años, y por ende se
encuentra "a mitad del camino de la vida" (Nel mezzo del cammin di
nostra vita) —mitad de la expectativa de vida de setenta años según la Biblia
(Salmo 90:10). el poeta se encuentra perdido en un bosque, siendo asaltado por
tres bestias (un león, un leopardo, y una loba) a los cuales no puede evadir, y
siendo incapaz de encontrar la "senda verdadera" (diritta via)
—también traducible como "verdadero camino"— a la salvación.
Consciente de que él mismo se está haciendo daño y de que está cayendo en un
"profundo lugar" (basso loco) donde el sol es silente (l sol tace),
Dante es finalmente rescatado por el poeta romano Virgilio, y los dos comienzan
un viaje al mundo de ultratumba (Canto I). Cada castigo en el Infierno es por
contrapaso, una representación de la justicia poética; por ejemplo, los
adivinos deberán caminar con sus cabezas al revés, incapaces de ver lo que está
enfrente, resultado de tratar de ver siempre el futuro.
Dante pasa a través de la puerta del infierno, la cual tiene
un inscripción, de cuyo texto dice "Es por mí que se va a la ciudad del
llanto, es por mí que se va al dolor eterno y el lugar donde sufre la raza
condenada, yo fui creado por el poder divino, la suprema sabiduría y el primer
amor, y no hubo nada que existiera antes que yo, abandona la esperanza si
entras aquí" novena y última línea procede la famosa frase "Lasciate
ogne speranza, voi ch'intrate", o "abandona la esperanza si entras
aquí". Antes de entrar completamente al infierno, Dante y su guía ven a
aquellos que nunca se comprometieron, las almas de aquellos que jamás hicieron
algo bueno o malo (entre ellos, Dante reconoce a Celestino V o a Poncio
Pilatos; el texto es ambiguo). Con ellos están los exiliados que no tomaron
parte en la rebelión de los ángeles. Estas almas no están ni en el Infierno ni
fuera de este, pero residen en las orillas del Aqueronte. Su castigo es el de
perseguir eternamente una bandera mientras son atacados por abejas y avispas
que continuamente los pican mientras gusanos y otros insectos succionan su
sangre y lágrimas. Esto simboliza el aguijón de sus conciencias y la
repugnancia del pecado. Como el Purgatorio y el Paraíso, el Infierno tiene una
estructura de 9+1=10, pues cuenta con un "vestíbulo" de diferente
naturaleza de los otros nueve círculos que los componen, de los cuáles lo
separa el Aqueronte.
Tras franquear el "vestíbulo", Dante y Virgilio
llegan a la barca que les permitirá cruzar el Aqueronte y llegar al infierno
propiamente dicho. Quien conduce la embarcación es Caronte, quien al saber que
Dante procede del mundo de los vivos, se niega a dejarlo pasar. Virgilio, sin
embargo, lo obliga a acceder pronunciando la célebre frase Vuolsi così colà ove
si puote, que traduce "así se dispuso allí donde se tiene la
autoridad", indicando que el viaje de Dante es deseado por Dios. Las
protestas y blasfemias de las almas condenadas llenan la atmósfera (Canto III).
Sin embargo, el poeta pierde el conocimiento y en su poema no se describe el
cruce del río propiamente dicho (Canto IV).
A continuación, Virgilio guía a Dante por los nueve círculos
del Infierno, que son concéntricos, representando la progresión de la gravedad
del pecado castigado, y culmina en el centro de la tierra, donde Satán es prisionero.
Los pecadores de cada círculo son castigados con penas eternas, pero aquellos
que se arrepintieron y oraron antes de fallecer se encuentran en el Purgatorio,
donde deben expiar sus culpas. En el Infierno se encuentran quienes
justificaron sus pecados y no se arrepintieron.
En un sentido alegórico, las tres bestias representan los
tres tipos de pecados: la autoindulgencia, la violencia, y la perversidad, lo cual es de importancia pues determina la
estructura del lugar, de modo que el alto Infierno (los primeros cinco
círculos) corresponden a los pecados de autoindulgencia; el sexto y el séptimo
a los caracterizados por la violencia; y el octavo y el noveno a los marcados
por la perversidad.
Los nueve círculos del Infierno
Primer círculo (Limbo)
En el Limbo se encuentran los no bautizados y los paganos
virtuosos, quienes, pese a no ser pecadores, no conocieron a Cristo. Estos
pecadores no son efectivamente atormentados, pero aun así están condenados ya
que están separados de Dios, sin esperanza de reconciliarse con Él. El Limbo
comparte muchas características con los prados asfódelos griegos; "un
lugar neutral, ni bueno ni malo, donde esta gente estará eternamente siempre
deseando a Dios pero sin poder tenerlo nunca." El Limbo incluye prados
verdes y un castillo, el lugar donde están los hombres más sabios de la
antigüedad, incluyendo al mismo Virgilio, así como filósofos islámicos como
Averroes y Avicena. En este castillo Dante conoce a los poetas Homero, Horacio,
Ovidio, y Lucano, la reina amazona Pentesilea, al matemático Euclides, los
filósofos Sócrates y Aristóteles, y muchos otros, incluyendo a César en su rol
de general de Roma ("César en armas, de ojos rapaces" ).
Curiosamente, Dante también se encuentra con Saladino en el Limbo (Canto IV).
Dante da a entender que todos los no Cristianos virtuosos se encuentran en ese
lugar, aunque luego se encuentra a dos (Catón de Útica y Estacio) en el
Purgatorio y otros dos (Trajano y Rifeo) en el Paraíso.
Después de este primer círculo, todos los condenados por
pecados "activos", es decir, que deliberadamente han pecado dañando a
alguien, son juzgados por Minos, quien sentencia cada alma y le asigna su
lugar, enrollando su cola sobre sí mismo tantas vueltas como círculos debe
descender. Los círculos más profundos están estructurados de acuerdo a la
concepción clásica (Aristotélica) del vicio y la virtud. Están agrupados de
acuerdo a los pecados de incontinencia, violencia y fraude (que, según diversos
comentaristas, están representados por el leopardo, el león, y la loba,
respectivamente). Los pecados de incontinencia, es decir, la incapacidad de
controlar los deseos e instintos propios, son castigados en un primer lugar,
mientras que la violencia y el fraude aparecen después.
Segundo círculo (Lujuria)
En el segundo círculo del Infierno, se encuentran aquellos
que han pecado de lujuria. Dante condena a estos "malefactores
carnales" por dejar que sus apetitos sobrepasaran su razón. Ellos son los
primeros en ser verdaderamente castigados en el Infierno. Estas almas están
condenadas a ser impelidas por un fuerte viento, que las embiste contra suelo y
paredes, las agita y las hace chocar entre ellas sin descanso, de la misma
forma que en vida se dejaron llevar por los vientos de la pasión.
En este círculo, Dante ve a Semiramis, Dido, Cleopatra,
Helena, Aquiles, Paris, Tristán, y muchos otros que no controlaron el amor
sensual durante su vida. Francesca de Rimini le dice a Dante como ella y su
cuñado Paolo cometieron adulterio, y después murieron de manera violenta, en el
nombre del Amor, en las manos de su esposo, Gianciotto Malatesta. Francesca le
cuenta a Dante que su acto de adulterio fue inspirado por la historia de
Lancelot y Ginebra (un episodio esculpido por Auguste Rodin en El Beso). Sin
embargo, ella cree que su esposo será castigado por su fratricidio en Caina, en
el Noveno Círculo (Canto V).
Tercer círculo (Gula)
En el tercer círculo se castiga a los glotones. Yaciendo en
el barro y bajo una inclemente lluvia de granizo, son ensordecidos por los
terribles ladridos de Cerbero, que los persigue y desgarra atrozmente con uñas
y dientes.
Los glotones son condenados a vivir toda la eternidad bajo
el ladrido de Cerbero que los despedaza con sus uñas, en un lugar donde el
granizo y la lluvia helada no cesan (Virgilio pasó seguro más allá del
monstruo, llenando su boca con tierra y barro). En sus notas sobre este
círculo, Dorothy L. Sayers escribe que "la renuncia al pecado, que comenzó
con la indulgencia mutua conduce por una degradación imperceptible para
aislamiento auto-indulgencia." Los glotones se encuentran aquí sin vista y
sin hacer caso de sus vecinos, que simboliza el frío, la sensualidad egoísta, y
vacío de sus vidas. Al igual que la lujuria ha revelado su verdadera naturaleza
en los vientos del círculo anterior, aquí el fango revela la verdadera
naturaleza de la sensualidad - que incluye no sólo excesos en la bebida y los
alimentos, sino también otros tipos de adicción.
En este círculo, Dante conversa con un florentino
contemporáneo identificado como Ciacco, que significa "cerdo". Un
personaje con el mismo apodo aparece más tarde en El Decamerón de Giovanni
Boccaccio. Ciacco habla a Dante en relación con las luchas en Florencia entre
el "Blanco" y "Negro" güelfos. En uno de una serie de
profecías en el poema, Ciacco "predice" la expulsión del partido
blanco, al que Dante pertenecía, y que llevó al propio Dante al exilio y la
muerte. Este evento ocurrió en 1302, después de la fecha en la que se establece
en el poema, pero antes de que el poema fuera escrito (Canto VI).
Cuarto círculo (Avaricia y Prodigalidad)
Aquellos cuya actitud hacia los bienes materiales se desvió
de la media adecuada son castigados en el cuarto círculo. Aquí están condenados
los avaros, que acumularon posesiones, y los pródigos, que las derrocharon.
Ambos grupos empujan grandes pesos a lo largo del círculo, pero cada uno en
dirección opuesta. Cuando se encuentran, chocando, se injurian. Unos reprochan:
"¿Por qué acaparas?", mientras que los otros: "¿Por qué
derrochas?". A continuación cada grupo da la vuelta para recorrer el
círculo en sentido contrario, hasta chocar de nuevo con el otro.
El contraste entre estos dos grupos, Virgilio conduce al
discurso sobre la naturaleza de la fortuna, que resucita a las naciones a la
grandeza, y luego los sume en la pobreza, como ella cambia "esos productos
vacíos de nación á nación, clan a clan.", expresión llena lo que de otro
modo sería una brecha en el poema, ya que ambos grupos están tan absortos en su
actividad que Virgilio le dice a Dante que sería inútil tratar de hablar con
ellos - de hecho, han perdido su individualidad, y se conviertan en
"irreconocible" (Canto VII).
Quinto círculo (Ira y Pereza)
Las almas de los iracundos están encenagadas en la pantanosa
laguna Estigia. Rabiosas, se golpean entre ellas, y se despedazan a mordiscos.
Bajo el agua y hundidos en el lodo, están las almas de los acidiosos. De mala
gana, Flegias transporta a Dante y a Virgilio través del Estigia en su barco.
En el camino un condenado les habla, Filippo Argenti, güelfo negro de una
prominente familia. Cuando Dante responde "con el llorar y con el luto
quédate, espíritu maldito," Virgilio entonces lo besa. Literalmente, esto
muestra el hecho que las almas en el Infierno están eternamente fijadas en el
estado que eligieron, pero alegóricamente, refleja como Dante se "contagia"
del pecado de la ira (Cantos VII y VIII).
Las partes más bajas del Infierno se encuentran dentro de
los confines de la ciudad de Dite, que a su vez está rodeada por la laguna
estigia. Los castigados dentro de Dite son pecadores activos (no pasivos). Los
muros de Dite están custodiados por ángeles caídos. Virgilio no logra
convencerlos de que lo dejen pasar con Dante y las Erinias y Medusa amenazan a
Dante. Un ángel mandado del Cielo les deja entrar, abriendo la puerta al ser
tocada por una vara. Alegóricamente, esto revela el hecho de que el poema está
empezando a tratar con pecados que ni la filosofía ni el humanismo pueden
comprender del todo (Cantos VIII y IX).
Sexto círculo (Herejía)
En el sexto círculo, los epicúreos, los cuales negaron en
vida la inmortalidad del alma, están condenados a yacer en flamígeros sepulcros
destapados. Dante habla con un epicúreo florentino: Farinata degli Uberti, un
gibelino (condenado póstumo por herejía en el 1283); y Cavalcante dei
Cavalcanti, un güelfo, quien era el padre del amigo de Dante y poeta Guido
Cavalcanti. Las afiliaciones políticas de estos dos hombres crean una discusión
sobre la política florentina (Canto X).
En respuesta a una pregunta de Dante sobre la profecía que
recibió, Farinata explica que el alma en el Infierno puede ver el futuro pero
no el presente. En consecuencia, cuando "se aproximan o son", es todo
en vano su intelecto.
Hay una pausa antes de descender y pasar al séptimo círculo,
donde Virgilio explica la geografía y la razón de ser del Bajo Infierno, en
donde los pecadores de violencia y malicia son castigados. En esta explicación
él se refiere a la Ética Nicomaquea y a la Física de Aristóteles (Canto XI). En
particular, él afirma que solo hay dos legítimas fuentes de riqueza: los
recursos naturales ("naturaleza) y la actividad humana ("arte").
La usura, que será castigada en el próximo círculo, es una ofensa a las dos:
"De estos dos, si traes a tu mente
la Génesis del principio, conviene
concordar su vida y avanzar la gente.
Y como el usurero otro camino sigue,
a la natura en sí, y a su secuaz
desprecia, pone así en otra parte su esperanza."
Séptimo círculo (Violencia)
En el séptimo círculo se encuentran los violentos. Su
entrada es vigilada por el Minotauro, y se divide en tres anillos:
Anillo exterior: Esta ronda alberga a los violentos contra
la gente y la propiedad. Están inmersos en el Flegetonte, un río de sangre
hirviente, hundidos según la gravedad del pecado: Alejandro Magno está inmerso
hasta las cejas. Los centauros, liderados por Quirón, patrullan el lugar
disparando flechas a quienes intentan escapar. El centauro Neso guía a los
poetas a través del Flegetonte (Canto XII). Este pasaje estuvo quizás
influenciado por la obra medioeval Visio Karoli Grossi.
Anillo del medio: En éste anillo están los suicidas (los
violentos contra sí mismos), los cuales, transformados en nudosos árboles, son
picoteados y desgarrados por Harpías que allí anidan. Llegado el día del Juicio
Final, esta clase de almas, en vez de revestirse con sus cuerpos al
recobrarlos, los colgarán de sus ramas, pues sería injusto volver a tener lo
que uno se ha quitado voluntariamente. Dante, al romper una rama y comenzar a
sangrar, oye una voz, la de Pier della Vigna, quien se suicidó después de
perder la confianza de Federico II (su presencia aquí, indica que Dante cree
que la acusación hacia él es falsa). Los árboles son metáfora del estado de la
mente del suicida. Los otros residentes del anillo son los derrochadores,
quienes destruyeron sus vidas destruyendo lo que tenían de valor (por ejemplo:
el dinero y las propiedades). Ellos están perpetuamente perseguidos y mordidos
por perras (Canto XIII).
Anillo interior: Aquí están los violentos contra Dios (blasfemadores)
y los violentos contra naturaleza (sodomitas y, como se explicó en el sexto
círculo, los usureros) todos los cuales están en un desierto ardiente de arena
con una lluvia de llamas. Los blasfemadores están echados en la arena, los
usureros sentados, y los sodomitas deambulan en grupos. Dante conversa con dos
florentinos sodomitas de diferentes grupos. Uno de ellos es el mentor de Dante,
Brunetto Latini. Dante está muy sorprendido y tocado por el encuentro y muestra
gran respeto por su "maestro" ("me enseñabais cómo se
inmortaliza el hombre: / y cuanta gratitud de ello guardo, mientras viva, / es
necesario que mi lengua lo discierna."), esto refuta la idea de que Dante
solo pone a sus enemigos en el Infierno. Los otros sodomitas son Jacopo Rusticucci,
político, que culpa a su esposa por su destino. Los castigados por usura
incluyen a los florentinos Catello di Rosso Gianfigliazzi, Ciappo Ubriachi, y
Giovanni di Buiamonte; a los paduanos Reginaldo degli Scrovegni y Vitaliano di
Iacopo Vitaliani. Están identificados no por el nombre, sino por el escudo
estampado en las bolsas alrededor del cuello - monederos de los cuales "sus
ojos parecían deleitarse"(Cantos XIV a XVII).
Octavo círculo (Fraude)
En los últimos círculos del Infierno se castigan los pecados
relacionados con el fraude consciente o traición. A estos círculos solo se
puede llegar descendiendo un gran acantilado, que Dante y Virgilio hacen en la
espalda de Gerión, un monstruo alado tradicionalmente representado con tres
cabezas o con tres cuerpos unidos, pero descrito por Dante con tres distintas
naturalezas: humana, bestial, y reptil. Gerión es la imagen del fraude, con la
cara que parece de un hombre honesto, su cuerpo hermosamente coloreado, pero
con una punta venenosa en la cola (Canto XVII).
Los fraudulentos de forma deliberada, a sabiendas del mal
que causan están localizados en un lugar llamada Malebolge ("Malas fosas"),
divididas en diez Bolgias, unidas por puentes:
Bolgia 1: Rufianes (proxenetas) y seductores marchan en
líneas separadas en direcciones opuestas, golpeados por demonios (Dante hace
aquí referencia al tráfico del Jubileo del año 1300 en Roma: manteniéndose a la
derecha). Dado que los rufianes y los seductores usaron la pasión de otros para
llevarlos a donde querían, ellos ahora están guiados por demonios a marchar por
la eternidad. En el grupo de los proxenetas, el poeta distingue a Venedico
Caccianemico, quien vendió a su propia hermana a Obizzo II d'Este. En el grupo
de los seductores, Virgilio a Jasón, quien obtuvo la ayuda de Medea
seduciéndola y casándose con ella, solo para después dejarla por Creúsa. Jasón
también sedujo a Hipsípila, pero "la abandonó, sola y embarazada"
(Canto XVIII).
Bolgia 2: Aduladores, que son descritos con un lenguaje bajo
y vulgar. Están inmersos en excrementos humanos, que representa a las palabras
que produjeron. (Canto XVIII).
Bolgia 3: Dante aquí expresa su condena a los que cometieron
la simonía. Están puestos con la cabeza hacia abajo (como en la pila
bautismal), con llamas que les queman los pies. Uno de los simoníacos, el papa
Nicolás III, denuncia a dos de sus sucesores, al papa Bonifacio VIII y el papa
Clemente V, por la misma ofensa. La similitud con la fuente bautismal la da a
Dante la oportunidad para limpiar su nombre de la acusación de daño
intencionado a la fuente en la iglesia de San Giovanni dei Fiorentini (Canto
XIX).
Bolgia 4: Brujos, astrólogos, y falsos profetas tienen la
cabeza mirando hacia atrás. Dado que quisieron ver hacia adelante sin mirar el
presente, ahora están obligados a no poder ver hacia adelante, solo hacia
atrás. En esta Bolgia, Dante ve a Anfiarao, Tiresias, Miguel Escoto, y Guido
Bonatti, entre otros (Canto XX).
Bolgia 5: Políticos corruptos están inmersos en brea
hirviente, que representa los dedos sucios y oscuros secretos de sus tratos
corruptos. Los trúhanes son los análogos políticos de los simoniacos, y Dante
les dedica varios cantos a ellos. Ellos están custodiados por diablos llamados
Malebranche (malasgarras), que proporcionan una salvaje y satírica comedia
negra. El líder de los Malebranche, Malacoda, le asigna una tropa a Virgilio y
Dante para llevarlos a la siguiente Bolgia. La promesa de un salvoconducto a
los poetas resulta ser una mentira ya que los demonios se están aprovechando de
ellos (y no hay "próximo puente”), y entonces los poetas se ven obligados
a trepar hacia la sexta Bolgia. (Canto XXI a XXIII).
Bolgia 6: En la sexta Bolgia, los poetas encuentran a los
hipócritas, llevando aparentes capas doradas que resultan ser de plomo, de
manera que los hace andar inclinados bajo su peso. Se simboliza su falsedad
contrastando la apariencia dorada que los hipócritas muestran, con un interior
innoble, agobiado por los malos pensamientos. Dante habla con Catalano y
Loderingo, dos miembros de la Frailes Gaudentes, una orden que había adquirido
reputación por no vivir de acuerdo a sus votos, y que fue eventualmente
suprimida por el papa Sixto V. Una subcategoría particular de hipócritas está
representado por los miembros del Sanedrín, que llevaron a Cristo a la muerte
"en beneficio de todo el pueblo", pero causando la ruina de los judíos:
con evidente contrapaso están crucificados en tierra, en medio del camino, de
modo que los hipócritas que caminan por el círculo los pisan a su paso.
Bolgia 7: Dos cantos están dedicados a los ladrones, quienes
están custodiados por el centauro Caco, que escupe fuego (en la mitología
romana, Caco no era un centauro, sino un monstruo que tiraba fuego asesinado
por Heracles). Los ladrones están perseguidos y mordidos por serpientes. El
horror de la pena de los ladrones se revela poco a poco: al igual que robaron
la sustancia de otras personas en vida, aquí ellos son objeto del robo de su
propia identidad, y al ser mordidos por una serpiente sufren una
transformación. Vanni Fucci es convertido en cenizas y revivido; Agnello se
mezcla con el reptil de seis patas que es Cianfia; y los cambios de Buoso forman
las cuatro patas de Francesco: "El alma que se había hecho fiera /
silbando huye por el valle, / y el otro tras de él hablando escupe."
(Cantos XXIV y XXV).
Bolgia 8: En la octava Bolgia, se castiga a los consejeros
fraudulentos, que andan revestidos en una llama que los abrasa. Ulises y
Diomedes están aquí condenados por el engaño del Caballo de Troya. Ulises
también cuenta la historia de su final y último viaje (una invención de Dante),
donde él dejó su hogar y familia para llegar al fin de la Tierra, siendo que se
hundió junto a sus hombres al llegar al monte del Purgatorio. Guido da
Montefeltro cuenta su consejo al papa Bonifacio VIII para capturar el fuerte de
Palestrina, ofreciéndole a la familia Colonna que se encontraba adentro un
falso armisticio, y arrasando el suelo cuando se rindieron. Guido se transformó
en Franciscano en el 1296, y murió dos años después. Guido describe como vino
San Francisco a llevar su alma al Cielo, pero un demonio pidió antes su alma. A
pesar que Bonifacio absolvió a Guido de sus pecados, Dante remarca la invalidez
de esto, dado que la absolución requiere el arrepentimiento y un hombre no
puede ser perdonado por un pecado, al mismo tiempo que desea cometerlo (Cantos
XXVI y XXVII).
Bolgia 9: En la novena Bolgia, demonios con espada en mano
dividen a quien en vida dividieron a las personas. Al curarse sus heridas, los
demonios vuelven a lastimarlos. Dante encuentra a Mahoma, quien le dice que se
cuide del cismático y hereje Fraile Dolcino. Dante describe a Mahoma como un
cismatico, que vio al Islam como una rama del Cristianismo, y similarmente
Dante parece condenar a Ali por la división entre Sunitas y Chiitas. En este
Bolgia, Dante encuentra también a Bertran de Born, quien lleva su cabeza en la
mano, como castigo por (Dante cree) fomentar la rebelión de Enrique el Joven
contra su padre Enrique II (Cantos XXVIII y XXIX).
Bolgia 10: En la última Bolgia, están varios tipos de
falsificadores (alquimistas, falsificadores, perjurios, e imitadores), quienes
están enfermos. La esposa de Putifar es mencionada aquí por su falsa acusación
de José, al igual que Sinón, el espía griego que engañó a los troyanos a entrar
el Caballo de Troya a la ciudad. En las notas de su traducción, Dorothy L.
Sayers remarca que el descenso a través de las Malebolge "inicia con la
venta de la relación sexual, y llega a la venta de la Iglesia y del Estado;
ahora, el dinero está corrompido, cada afirmación es perjurio, y cada identidad
una mentira;" es decir cada aspecto de la interacción social se fue
progresivamente destruyendo (Cantos XXIX y XXX).
Noveno círculo (Traición)
El noveno círculo está rodeado de gigantes clásicos y
bíblicos, quienes quizás simbolizan el orgullo y otros defectos espirituales
que se esconden detrás de los actos de traición. Los gigantes están echados en
el suelo y por eso se pueden ver desde más arriba. Entre ellos está Nimrod, así
como Efialtes, quien con su hermano Otus trató de derrotar al Olimpo. El
gigante Anteo está en el pozo que forma el noveno círculo (Canto XXXI).
Los traidores se diferencian de los "simples"
fraudulentos por el hecho de que sus acciones envuelven el engañar a alguien
con quien se tiene una relación especial. Hay cuatro zonas concéntricas (o rondas)
de traidores, correspondientes, en orden de seriedad, a las traiciones hacia
algún familiar, hacia alguien con lazos de comunidad, hacia los huéspedes, y
hacia el señor feudal. En contraste con la imagen popular del Infierno como
ardiente, los traidores están congelados en un lago de hielo conocido como
Cocito, en donde cada grupo está encajado a profundidades cada vez mayores.
Ronda 1 es llamada Caina, el nombre proviene de Caín, quien
mató a su hermano. Los traidores a la parentela están inmersos en el hielo
hasta la cara - "hasta donde el rubor avanza, / estaban las sombras
dolientes en la escarcha" Mordred, quien atacó al Rey Arturo, es uno de
los traidores que se encuentra aquí: "ni la de aquel a quien fue roto el
pecho y la sombra / con él, de un golpe de la mano de Arturo;" (Canto
XXXII).
Ronda 2 se llama Antenora, en honor a Antenor de Troya,
quien según la tradición medioeval, traicionó a su ciudad en favor de los
griegos. Traidores a las entidades políticas, tales como partido, ciudad, o
país, está aquí. Conte Ugolino deja de morder la cabeza de su rival, el
Arzobispo Ruggieri para describir como Ruggieri lo encerró en una torre con sus
hijos, condenándolos a morir de hambre. Una serie de correspondencias, como
alusiones al mismo pasaje del Eneida, unen este pasaje a la historia de Paolo y
Francesca del segundo círculo, indicando que el hielo del infierno de la traición
es el resultado final del consentimiento del pecado (Cantos XXXII y XXXIII).
Ronda 3 es llamada Ptolomea, probablemente en honor a
Ptolomeo, hijo de Abobi, quien invitó a Simón Macabeo y a su hijo a un banquete
y después los mató. Los traidores a sus huéspedes están castigados aquí,
echados supinos en el hielo, que les cubre todo salvo la cara. Están castigados
más severamente que los anteriores traidores, porque la relación con las
personas traicionadas es por pura voluntad. Fra Alberigo, que había armado a
soldados para que mataran a su hermano en un banquete, explica que a veces el
alma llega aquí antes que Atropos corte el hilo de la vida. Sus cuerpos en la
tierra es inmediatamente poseído por un demonio, y entonces lo que parecía ser
un hombre que caminaba para a ser un hombre incapaz de arrepentirse (Canto
XXXIII).
Ronda 4 se llama Judeca, en honor a Judas Iscariote, el
traidor de Cristo. Aquí están los traidores a sus benefactores. Todos los
castigados aquí están completamente inmersos en el hielo, distorsionados en
todas las posiciones imaginables. Dado que aquí no hablan con nadie, Dante y
Virgilio se mueven rápido hacia el centro del Infierno (Canto XXXIV).
En el centro del Infierno, condenado por cometer el último
pecado (la traición hacia Dios), está Satanás. Satanás es descrito como un
gigante, espantosa bestia con tres caras, una roja, una negra y otra amarillo
pálido:
Una delante y era bermeja,
las otras eran dos, que a aquella se unían
de cada hombro en el medio,
y se juntaban en el lugar de la cresta:
y la derecha parecía entre amarilla y blanca,
la izquierda a la vista era tal cuales son
los que vienen de donde el Nilo se encauza.
Satanás está inmerso en el hielo hasta la cintura, llorando
y babeando. Aletea como si intentase escapar, produciendo un viento que hiela
todo el Cocito. Cada boca tiene un famoso traidor, con Bruto y Casio en las
bocas de la izquierda y derecha respectivamente. Estos dos hombres estuvieron
involucrados en el asesinato de Julio César - un acto que para Dante significa
la destrucción de la unificación de Italia ya que mataron al hombre que debía
gobernar al mundo. En el centro, está Judas. A él se le aplica la peor de las
torturas, su cabeza es roída por la boca de Satanás. Lo que se ve aquí es una
perversión de la trinidad: Satanás es impotente, ignorante, y está lleno de
odio, en contraste con la omnipotencia, omnisciencia, y amor de Dios.
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